GRAND CRU DAVIDOFF

«Disfrutar de un cigarro puro tiene que ver con el placer refinado de vivir”. Zino Davidoff

En ocasiones me he preguntado: ¿por qué me he apasionado por el mundo de los cigarros? No tengo ninguna referencia familiar que me haya influenciado, incluso detestaba y me quejaba de la gente que fumaba cigarrillo, claro, no se puede comparar un cigarrillo con un puro y eso daría lugar a otro artículo. Así que después de mi introspección en cuarentena he dado con uno de los motivos y debo decir que he llegado a esa reflexión, después de haber fumado un Gran Cru de Davidoff.

Cuando tienes un puro en tus manos, tienes una obra de arte que ha pasado por más de doscientos pares de manos y hay una historia detrás antes de que la semilla haya sido tocada. La mayoría de los tabaqueros han sido emigrantes. Han tenido que emigrar obligados por una situación política que los ha llevado a empezar de nuevo, pero no de cero, porque se llevan consigo todo el conocimiento y experiencia para continuar. Las personas que somos expatriadas, nos sentimos huérfanas, sí, huérfanas de patria y si antes amábamos la tierra, cuando estamos exiliados la amamos aún más.

Zino Davidoff

Zino Davidoff, nació el 11 de marzo de 1906 en Kiev, lo que hoy en día es Ucrania y antes parte de la Rusia Imperial, por eso algunas veces era llamado “el pequeño ruso”. Emigró con su familia cuando tenía 5 años a Suiza, por la persecución que estaban viviendo los judíos en esa época. Es entonces cuando su padre se traslada a Ginebra y comienza una nueva vida en el mundo del tabaco en la que Zino formó parte desde que era niño.

En una entrevista se le escucha decir que, “por primera vez se le había ocurrido una idea, porque nunca tenía ideas” cuando explicaba el nacimiento de la Gama Grand Cru en 1946. En otra ocasión, reunido con uno de los principales productores de tabaco en Cuba, este le dice a Zino que “tenían que crear algo especial para Europa” y dado que ambos eran amantes de los vinos de Burdeos, a Zino se le ocurrió una brillante pregunta; ¿por qué no creamos nuestro propio Grand Cru de la Habana?

Existe un evidente paralelismo y similitud entre el puro y el vino, no solo en el cultivo y su producción, ambos productos están influenciados por el suelo y por el clima y de la misma forma que un vino de Burdeos puede tener una mezcla de diferentes cepas de uva, el puro contiene en su liga diferentes hojas de tabaco que de forma armoniosa le dan carácter, personalidad y sabor.
Así que, si eres amante del puro y del vino, el Grand Cru es un puro que tiene que estar en tu humidor.

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Si tomamos por ejemplo el Grand Cru Toro, esa trata de un puro de fortaleza media a suave, perfecto tanto para los que se están iniciando en este mundo como para los fumadores experimentados por su sabor elegante y amable. Es la crema de la crema de los puros. Si en alguna ocasión han escuchado que un puro es cremoso y no lo han podido identificar en su paladar, con el Grand Cru estoy segura de que lo van a identificar. Junto a la cremosidad van a sentir las notas de cuero también además del sabor a café con leche que aparece en el segundo tercio. He de reconocer que este cigarro se ha convertido en uno de mis favoritos de Davidoff.


En la tripa encontramos la base de los puros Davidoff, San Vicente, Olor y Piloto dominicano, capote dominicano y capa Connecticut de Ecuador.

Todos sabemos que los maridajes van a gusto de cada persona y cada quién lo disfrutará con la bebida que más le guste, nada está escrito, pero dada la concepción del Grand Cru, sería ideal poder maridar un vino que pueda exaltar o complementar estos sabores. La tarea, se la dejo a ustedes y si lo encuentran, no duden en comentarme que estaré encantada de probarlo.


Nina.

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